La Virgen de la Misericordia de Mahón (Menorca), una figura secundaria del antiguo misterio decimonónico del Calvario.
Darío Ojeda Cordero y Alejandro Román López
Descarga aquí el artículo completo, publicado en el XXV Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su Provincia (2024)
El Miércoles Santo de 1888 la recién reorganizada Hermandad del Calvario, sita en aquel entonces en la iglesia de San Ildefonso, estrenaba un paso de misterio compuesto por el Crucificado titular, obra de Francisco de Ocampo, las decimonónicas imágenes de la Virgen y San Juan, de Juan de Astorga, y las tres Marías, imágenes hasta ahora atribuidas al escultor Ángel Álvarez en dicho año. Este misterio tan solo procesionó hasta 1892.
Es por ello que las tres Marías, tratadas en la historiografía como imágenes de escasa calidad artística, fueron desechadas y tuvieron diferentes destinos.
El caso de María Magdalena es bien conocido, puesto que en el archivo de la corporación se conserva el recibo de venta de dicha pieza a la actual Hermandad onubense de la Esperanza en el año 1898, la cual sigue procesionando y en cuyo interior se encontró un documento que reafirmaría su procedencia y su autoría por parte de Ángel Álvarez.
Sobre las otras dos Marías, poco ha sido aportado y publicado. Tan solo conocemos por Ignacio Camacho que una de las dos Marías restantes parece que fue cedida por tres años en 1912 a la Hermandad de Santa Cruz.
Sin embargo, gracias a la labor actual de la Hermandad del Calvario en cuanto a difusión y recuperación de su archivo fotográfico, hemos podido comprobar que una de las Marías del antiguo misterio del Calvario coincide morfológicamente con la actual titular mariana de la Hermandad de la Sentencia y Misericordia de Mahón (Menorca), la cual fue adquirida hace unos años en un anticuario sevillano.
Fue restaurada en 2021 por Darío Ojeda, quien llevó a cabo una serie de estudios técnicos que, junto a los estudios histórico-artísticos, aportaron una serie de novedades sobre su hechura e historia material.
Se ha podido constatar y afirmar que se correspondía con la mencionada figura secundaria del misterio del Calvario pero, además, gracias a los estudios radiológicos y los de caracterización de materiales se ha determinado una datación de la ejecución de la escultura anterior a la que se creía hasta la fecha. La imagen presenta elementos metálicos anteriores a la Revolución Industrial, y en las dos policromías que conserva superpuestas se encontró blanco de plomo o albayalde como pigmento, el cual se utilizaba con asiduidad hasta el siglo XIX, momento en el que, por su alta toxicidad, se empezaría a utilizar otros pigmentos como el blanco de zinc, entre otros.
La obra está realizada estructuralmente en madera de cedro, material noble dentro de los talleres de escultura para imágenes costeadas y zonas de especial significancia en las tallas como solían ser el rostro y las manos.
Además, la imagen presenta una intervención posterior a la ejecución de la última policromía, en la cual se secciona mecánicamente el rostro de la imagen separando la mascarilla con la finalidad de colocarle unos ojos de vidrio. Gracias a esta observación podemos constatar que la imagen original no presentaría dichos postizos, por lo tanto podría tratarse de una imagen anterior al siglo XIX a la que en ese siglo se le añadirían los ojos vítreos para convertirse en una figura secundaria del misterio a partir de 1888.
En conclusión, dichas evidencias del estudio técnico nos determinan una cronología de la imagen en torno a los siglos XVII o XVIII, siendo posiblemente remodelada y puesta a punto para su salida procesional en el misterio en estos años finales del siglo XIX en los que el escultor Ángel Álvarez trabajó para la hermandad.
Tras el rastreo por las fuentes primarias del Archivo Histórico de la Hermandad del Calvario, con el fin de aclarar los orígenes y relato histórico de esta escultura, pudieron reinterpretarse aquellos libros de cuentas de los años 1887-1889 en los que aparecen los gastos y recibos sobre las figuras secundarias.
En cuanto al principal documento que ha dado la paternidad de las Tres Marías al escultor Ángel Álvarez, proponemos una revisión crítica, puesto que el recibo de pago no asegura literalmente la hechura de las dichas Santas Mujeres por parte de Ángel Álvarez, solamente pudiéndose atribuir fielmente la imagen de María Magdalena gracias al documento de su interior encontrado a mediados del siglo XX. Se le pagan a dicho artista 840 reales el 7 de septiembre de 1888 por “el trabajo de esculturas para dicha hermandad”, lo cual puede pasar desde una ejecución nueva a una remodelación de alguna imagen anterior. A este recibo podemos aportar otro sugerente dato aparecido en ese mismo libro de cuentas en unos meses anteriores, concretamente el 10 de diciembre de 1887. En los conceptos aparece un gasto de 4 reales en “llevar las efigies al escultor” y posteriormente un gasto de 80 reales por “una escultura”. Por lo tanto, y teniendo en cuenta lo escaso que podemos averiguar y ampliar sobre ello, es probable que alguna escultura antigua fuera adquirida, por un precio muy barato, y llevada al escultor para su remodelación y restauración.
Esta investigación multidisciplinar entre un historiador del arte y un conservador-restaurador de bienes culturales ha permitido identificar el actual paradero de una Santa Mujer del antiguo misterio de la Hermandad del Calvario, dándosele culto hoy en día como Virgen de la Misericordia de Mahón, así como cuestionar su hechura por parte del escultor decimonónico Ángel Álvarez, pudiéndose confirmar su ejecución en siglos anteriores.